jueves, 14 de diciembre de 2017
Repúblicas oligárquicas y regímenes autoritarios caudillismo y dictaduras
De acuerdo con K. H. Silvert, en Iberoamérica, el término caudillismo alude generalmente a cualquier régimen personalista y cuasimilitar, cuyos mecanismos partidistas, procedimientos administrativos y funciones legislativas están sometidos al control inmediato y directo de un líder carismático y a su cohorte de funcionarios mediadores. Debe su aparición al colapso de una autoridad central, capaz de permitir a fuerzas ajenas o rebeldes al Estado apoderarse de todo el aparato político. En consecuencia, es producto de la desarticulación de la sociedad; efecto de un grave quebranto institucional. La metodología histórica que ha forjado el término maneja la idea central de que el caudillo es la pervivencia de un fenómeno antiguo, propio del siglo XIX. Aunque, en general, encontraba la base de su poder en las zonas rurales, la consolidación del mismo exigía que extendiese su dominio a la capital de la nación. Así, por ejemplo, con el derrumbe del Porfiriato, México se ajustó a este patrón, y fue en más de un sentido una réplica de lo ocurrido cuando, por efecto de las luchas intestinas posteriores a la Independencia, se acabó de dar al traste lo que quedaba de la estructura institucional heredada de la Colonia. A principios del siglo XX, fueron bandas armadas, acaudilladas por jefes nuevos o tradicionales y sin ninguna experiencia militar, las que ocuparon provisional o definitivamente los vacíos políticos existentes. Los Ejércitos revolucionarios difícilmente obedecían a un liderazgo central –llámese de Madero o de Carranza, o de cualquier otro– y más bien tendían a actuar con la mayor autonomía posible; situación que perduró hasta bien entrados los veintes. Estos serían los tiempos de un antiguo pequeño propietario y comerciante agrícola –devenido en general triunfante– de nombre Álvaro Obregón, quien va a ostentar los rasgos más definidos del último caudillo mexicano.
Entre los atributos comunes al caudillo antiguo y moderno está su cualidad carismática. Para Max Weber, carisma es "la insólita cualidad de una persona que muestra un poder sobrenatural, sobrehumano o al menos desacostumbrado, de modo que aparece como un ser providencial, ejemplar o fuera de lo común, por cuya razón agrupa a su alrededor discípulos o partidarios."3 La atracción de los prosélitos es crucial, "y esencialmente el carisma del gran personaje no se define tanto por lo que dijera o hiciera, sino por la adhesión suprarracional de sus respectivos seguidores".4 La dominación carismática, o del que tiene carisma –ya sea héroe militar, revolucionario, demagogo o dictador– significa la sumisión de los hombres a su jefe. El sustento del carisma es emocional, puesto que se fundamenta en la confianza, en la fe, y en la ausencia de control y crítica. Pero el carisma no basta: nadie puede ser un líder solitario, puesto que su carácter, las esperanzas de sus contemporáneos, las circunstancias históricas, y el éxito o el fracaso de su movimiento respecto a sus metas son de igual importancia en los resultados que obtenga.
El carismático, por su parte, cree, dice creer, y hace creer que está llamado a realizar una misión de orden superior y su presencia es indispensable. Fuera de él, está el caos. Aquí los conceptos de jefe y de institucionalidad aparecen claramente como distintos y contrarios. Su tipo de dominación se opone a la dominación legal y a la tradicional, porque éstas significan límites debido a la necesidad de respetar la ley o la costumbre, y tener en cuenta los órganos instituidos del control social. Weber advierte que la dominación carismática no se encuentra en estado puro en la realidad, ya que no está desprovista del todo de legalidad, y la tradición comporta ciertos aspectos carismáticos o incluso burocráticos. En mayor o menor medida, toda revolución tiene un carácter fuertemente carismático, algo comprobado desde Cromwell hasta las revoluciones del siglo XX. Y puesto que el carisma crea situaciones excepcionales, se enfrenta a problemas difíciles de solucionar, como es la sucesión. Tarde o temprano se vuelve a un régimen tradicional o legal. Al desaparecer el jefe, se entra a una crisis de la que no se puede salir, porque su carisma ni se hereda ni deja efectos más allá de la vida del jefe. Una solución, nada segura, es que designe un sucesor en vida, con la anuencia o con la negativa de sus partidarios. En este caso, tal solución es temporal, porque por regla se origina una lucha más o menos abierta, pacífica o violenta, entre el grupo del carismático y el grupo del sucesor, y por lo regular el sector del "carismático", en ausencia del jefe, tiende a ser dominado por su contrario.
Los caudillos no han sido necesariamente gente con arreos ideológicos o grandes proyectos de cambio social; su temeridad guerrera, sus habilidades organizativas, sus limitados escrúpulos, su capacidad para tomar decisiones drásticas, los convierten en los hombres del momento. Lograron organizar y ponerse a la cabeza de cuerpos militares triunfantes, y en su momento gozaron de una apreciable legitimidad, antes de que su sino político se eclipsara. Un instinto de autodefensa social les hizo aceptables por cientos o miles de seguidores. Y finalmente, el acceso al poder los convirtió en dictadores, marcando la parte final del ciclo. En el caso de México, la Revolución ofreció a Álvaro Obregón la posibilidad de convertirse en militar en ascenso y en político de altos vuelos. No fue, como los caudillos de otras épocas, uno que se sustentaba en una estructura política primitiva, calcada de la lealtad personal del peón o campesino hacia el patrón. Su dominio se sustentaba parcialmente en una liga de caudillos menores y caciques subordinados, aunque de volátil lealtad. Obregón estableció su poder en la jerarquía revolucionaria –primero local, luego regional y después nacional–gracias a su habilidad para cosechar victorias militares y políticas. Su poder nacional aumentó por dos factores: el apoyo popular y su habilidad para hacer alianzas. El primero era resultado de sus logros bélicos y de su propia personalidad, enérgica y dada al humor al mismo tiempo, y la segunda de su capacidad para ofrecer un "proyecto compartido" a sus interlocutores y a pagos políticos.
¿Cuáles son las características vigentes del viejo caudillismo, para el siglo XX y el XXI? La pregunta no es tan sencilla de contestar. Las sociedades latinoamericanas decimonónicas difieren al paso del tiempo. A manera de ejemplo, la Argentina de Rosas abrumadoramente rural, que atraviesa por un difícil proceso de unificación política; la de Perón es la de la prosperidad agropecuaria, de las exportaciones y de la industrialización en ascenso. En dos épocas, Argentina es como si fuera dos países distintos. El caudillismo en este país, por lo tanto, tendrá sus diferencias según la época.
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422007000100002
Las intervenciones de estados unidos en la cuenca del caribe
Las
Intervenciones de los Estados Unidos en la Cuenca del Caribe
Ocupación
estadounidense de Haití (1915-1934) Ocupación estadounidense de Haití
(1915-1934) • Julio de 1915-1934 Fecha • HaitíLugar •Estados Unidos ocupó por
primera vez a Haití en 1915.
La presencia norteamericana duró 19 años,
período en el cual subordinó las finanzas del país a la banca de Nueva York, la
convirtió en una fábrica de azúcar y se aseguró que su población siguiera en la
pobreza extrema. Resumen
Ocupación
estadounidense de Haití (1915-1934) La ocupación estadounidense de Haití
comenzó el 28 de julio de 1915, cuando 330 Marines desembarcaron en Port-au-
Prince bajo la autoridad del entonces presidente de los Estados Unidos Woodrow
Wilson para salvaguardar los intereses de corporaciones de EE.UU.. Se terminó
el 1 de agosto de 1934, después de que Franklin D. Roosevelt reafirmara un
acuerdo de separación de agosto de 1933. El último contingente de marines
EE.UU. partió el 15 de agosto de 1934, luego de una transferencia formal de
autoridad a la Garde.
Ocupación
estadounidense de Haití (1915-1934) Tras el asesinato del presidente haitiano
Jean Vilbrun Guillaume Sam en julio de 1915, el presidente Woodrow Wilson envió
hacia Haití tropas de marines estadounidenses, con el objetivo de restaurar el
orden y mantener la estabilidad económica y política en el Caribe. Esta
ocupación continuó hasta agosto de 1934, cuando las últimas tropas invasoras
abandonaron las costas haitianas. Jean Vilbrun Guillaume Sam
Según varios
historiadores, la ocupación estadounidense de 1915 se caracterizó por: La
humillación y el asesinato de ciudadanos por los militares extranjeros. Falta
de respeto a las leyes y las instituciones del país, explotación de los
campesinos. El acaparamiento manu militari de los recursos naturales y otras
riquezas del país.
Durante el período de ocupación de 1915 – 1934
La restauración de la llamada ley tarea (corvée) que exigía a los campesinos
proporcionar seis días de trabajo libre en la construcción y mantenimiento de
carreteras, desorganizó al campesinado. Esta situación, según la historiadora
Suzy Castor, creó una especie de descontento entre los campesinos y causó la
migración masiva de campesinos hacia sea las grandes ciudades, o sea la
República Dominicana, Cuba u otros países el Caribe.
Causas • Entre
1911 y 1915, una serie de asesinatos políticos y exilios forzados vio la
presidencia de Haití cambiar seis veces. • Se alega que un levantamiento
popular contra Sam amenazaba los intereses comerciales estadounidenses en el
país (tales como la HASCO). Debido a estos intereses y la posibilidad de la
cacos-supported anti-American Rosalvo Bobo emergiendo como el próximo
presidente de Haití, el gobierno estadounidense decidió actuar rápidamente para
preservar su dominio económico sobre Haití. • El gobierno haitiano había estado
recibiendo grandes préstamos de los bancos americanos y franceses en las
últimas décadas y fue creciendo cada vez más incapaz de cumplir con su pago de
la deuda. • En febrero de 1915, tras la presidencia de Joseph Davilmar
Théodore, Jean Vilbrun Guillaume Sam estableció una dictadura, pero en julio, frente
a una nueva revuelta que masacró a 167 presos políticos, todos los cuales
provenían de familias de la élite, Sam fue linchado a continuación por una
turba, en Port-au-Prince. • El 17 de noviembre de 1915, U. S. marines
capturaron Fort Riviere, un bastión de los rebeldes Cacos.
Efectos de la
ocupación en Haití • La ocupación por los Estados Unidos tuvo varias
repercusiones importantes sobre Haití. Un primer período de disturbios
culminaron en una rebelión de 1918 por cacos hasta 40.000 antiguos y otras
personas descontentos. La escala del levantamiento superó a la Gendarmería,
pero los refuerzos de la Marina ayudaron a sofocar la revuelta con un costo
estimado de 2.000 vidas haitianas. • La ocupación mejoró en gran medida parte
de la infraestructura de Haití y el poder centralizado en Port-au-Prince. •
Cuando se trataba de las condiciones de vida, los americanos habitaron los
barrios de Port-au-Prince, en las casas que la mayoría de los haitianos sólo se
le ocurriría. • El sistema educativo fue re-diseñado desde cero, sin embargo,
esto implicaba la destrucción del actual sistema educativo de "artes
liberales" heredadas del pasado (y adaptada) de los franceses. • Los tres
gobernantes durante la ocupación eran de la minoría
mulata del país
La primera guerra mundial y el afianzamiento del imperio estadounidense del comercio y las finanzas
El concepto ‘imperialismo estadounidense’ es aceptado por la mayor parte de la comunidad internacional, tanto por políticos como por historiadores. Es un hecho incuestionable que Estados Unidos ha tenido un comportamiento imperialista desde el inicio de su formación como país, y especialmente a lo largo del S.XX.
Se puede definir imperialismo como la “actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política.” (fuente: RAE). Así pues, cuando Estados Unidos interviene en Afganistán o en Iraq es una forma de imperialismo, o cuando apoya dictaduras militares en ciertos países, o lanza guerras de prevención (por si acaso) sobre otras naciones, es imperialismo también. Imperialismo por medio de la fuerza militar.
Aunque también se podrían mencionar el imperialismo político (como cuando EEUU obliga a otras naciones a adoptar decisiones políticas por medio de presiones) o el imperialismo económico (cuando decide poner en marcha el bloqueo a Cuba, por ejemplo), en este artículo vamos a centrarnos únicamente en el imperialismo militar, que se traduce en guerras y conflictos por todo el mundo.
Porque el imperialismo es un concepto que abarca una dimensión global. No existe el imperialismo a pequeña escala. Forjar un imperio siempre implica grandes dimensiones. En el caso del Imperio estadounidense, está claro que el tablero donde se juega la partida es el mundo. Ningún rincón se escapa. Desde países grandes, como la antigua Unión Soviética, hasta países pequeños y desconocidos, como la isla de Granada. Todos han sufrido, sufren y sufrirán alguna forma de imperialismo.
Estados Unidos, en su camino hacia la protección del mundo y la eliminación de los enemigos de la democracia y la libertad, ha forjado un ejército que se extiende por todos los continentes de la Tierra. El gobierno estadounidense tiene incluso una serie de ‘Comandos de combate’ que se reparten el mundo y lo protegen. En el siguiente mapa se observa cómo tiene Estados Unidos dividido el escenario mundial.
A continuación repasamos algunas de las guerras y conflictos en los que los Estados Unidos han tenido algo que ver. Todas ellas han tenido lugar fuera del territorio estadounidense, ya que son guerras expansionistas, en las que el objetivo es extender y aumentar geográficamente el poder de Estados Unidos por el mundo. Muchas son guerras o conflictos que nacen en determinadas naciones (como guerras civiles, golpes de estado… etc), pero que no sólo tienen efectos en el propio país, sino que, debido a la intervención de una potencia mundial como Estados Unidos, se vuelven conflictos de importancia internacional. Por ello podemos decir que la mayoría de las guerras de este tipo son al mismo tiempo conflictos locales y globales.
El canal de Panamá
Entre los más grandes esfuerzos pacíficos de la humanidad que han contribuido significativamente con el progreso en el mundo, la construcción del Canal se destaca como un logro que inspira admiración. Este triunfo de ingeniería sin paralelo fue posible gracias a una fuerza internacional bajo el liderazgo de visionarios estadounidenses, que hizo realidad el sueño de siglos de unir los dos grandes océanos.
En 1534, Carlos V de España ordenó el primer estudio sobre una propuesta para una ruta canalera a través del Istmo de Panamá. Más de tres siglos transcurrieron antes de que se comenzara el primer esfuerzo de construcción. Los franceses trabajaron por 20 años, a partir de 1880, pero las enfermedades y los problemas financieros los vencieron.
En 1903, Panamá y Estados Unidos firmaron un tratado mediante el cual Estados Unidos emprendió la construcción de un canal interoceánico para barcos a través del Istmo de Panamá. El año siguiente, Estados Unidos compró a la Compañía Francesa del Canal de Panamá sus derechos y propiedades por $40 millones y comenzó la construcción. Este monumental proyecto fue terminado en 10 años a un costo aproximado de $387 millones. Desde 1903, Estados Unidos ha invertido cerca de $3 mil millones en la empresa canalera, de los cuales aproximadamente dos tercios fueron recuperados.
La construcción del Canal de Panamá conllevó tres problemas principales: ingeniería, saneamiento y organización. Su exitosa culminación se debió mayormente a las destrezas en ingeniería y administración de hombres tales como John F. Stevens y el coronel George W. Goethals, y a la solución de inmensos problemas de salubridad por el coronel William C. Gorgas.
Los problemas de ingeniería incluían cavar a través de la Cordillera Continental, construir la represa más grande del mundo en aquella época, diseñar y construir el canal de esclusas más imponente jamás imaginado, construir las más grandes compuertas que jamás se han colgado, y resolver problemas ambientales de enormes proporciones.
En 1977, Estados Unidos y Panamá se unieron en una asociación para la administración, operación y mantenimiento del Canal de Panamá. De acuerdo con dos tratados firmados en una ceremonia en las oficinas de la OEA en Washington, D.C., el 7 de septiembre de 1977, el Canal debía ser operado hasta el final del siglo bajo arreglos diseñados para fortalecer los lazos de amistad y cooperación entre los dos países. Los tratados fueron aprobados en Panamá en un plebiscito el 23 de octubre de 1977 y el Senado de los Estados Unidos dió su aprobación y consentimiento para su ratificación en marzo y abril de 1978. Los nuevos tratados entraron en vigor el primero de octubre de 1979.
La Comisión del Canal de Panamá, una agencia del gobierno de los Estados Unidos, operó el Canal durante la transición de 20 años que comenzó a partir de la implementación del Tratado del Canal de Panamá el primero de octubre de 1979. La Comisión funcionó bajo la supervisión de una junta binacional formada por nueve miembros. Durante los primeros 10 años del período de transición, un ciudadano estadounidense sirvió como administrador del Canal y un panameño era el subadministrador. A partir del primero de enero de 1990, de acuerdo con lo establecido por el tratado, un panameño sirvió como administrador y un estadounidense como subadministrador.
La Comisión del Canal de Panamá reemplazó a la antigua Compañía del Canal de Panamá, la cual junto a la antigua Zona del Canal y su gobierno, desapareció el primero de octubre de 1979. El 31 de diciembre, tal como lo requería el tratado, Estados Unidos transfirió el Canal a Panamá.
El garrote como Política
El siglo XIX trajo al mundo occidental cambios económicos fundamentales y la instauración de una ideología que explicaba la sociedad que se conformaba una vez que se produjo el triunfo de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII. Las ideas del enciclopedismo se consolidaron en el nuevo pensamiento que se denominó Liberalismo, basado en la absoluta libertad individual como principio. Estas nuevas ideas fueron acompañadas con las ideas nacionalistas que abogaban por una ruptura radical del nuevo orden.
El triunfo de la burguesía y de la sociedad basada en el mercado influyó a todo el mundo occidental. En el caso de América Latina, ya habían finalizado los movimientos independentistas y nacionalistas, con excepción de Cuba y México, que pudieron terminar sus largos y traumáticos procesos en los primeros años del siglo XX. En materia de pensamiento, el nacionalismo, el liberalismo y el positivismo dominaron el escenario europeo y muy pronto calaron en la intelectualidad del mundo occidental. América Latina bebió de esas aguas y quiso, por obra y gracia de la imposición, imitar el modelo europeo con todas sus variantes.
Con la entrada del nuevo siglo, y con las dinámicas propias de las naciones imperiales, el nacionalismo si bien siguió permeando, no menos cierto es que sus preceptos se vieron limitados por la lógica de los movimientos imperiales y sobre todo, por la expansión norteamericana en su zona de influencia.
El siglo XX inició envuelto en una dinámica impresionante. El mundo se movía con rapidez, al calor de grandes vorágines económicas, políticas, tecnológicas y culturales. La revolución tecnológica impulsó sin duda la revolución industrial, al promover la inversión en investigaciones científicas y tecnológicas para maximizar la producción, a fin de llevar más y mejores productos al mercado. La fabricación de vehículos y aviones son los símbolos indiscutibles del nuevo siglo. El progreso tecnológico alcanzó a todos los ámbitos desde la industria hasta la medicina.
obtenido de: http://elcaribe.com.do/2017/03/10/politica-norteamericana-caribe-gran-garrote-ldquobig-stickrdquo/
Latinoamérica: Expresionismo y Hegemonía Estadounidenses
Las relaciones de Estados Unidos con América Latina. Estados Unidos concluyendo la Primera Guerra Mundial ya su poder e influencia estaba en aumento sobre América Latina llevando a que se vea a este país como una potencia mundial, que posee armas tan poderosas para el mundo como lo son los ejércitos, economía neoliberal, potencia la cual a provocado diversos cambios y visiones en países en donde tiene mayor acogida o poder, por ejemplo en islas Caribeñas, tanto en los niveles políticos, económicos y socio – culturales, lo cual ha sido de carácter crítico a nivel mundial, provocando una duda respecto al poder de Estados Unidos sobre el mundo, esencialmente en América Latina.
Transcripción de La hegemonía conservadora, 1900-1930
La hegemonía conservadora es:
La economía
La economía cafetera vivió un gran crecimiento, al ubicarse el café como el principal producto de explotación del país. También se desarrollo el sector petrolero y el de las comunicaciones, la expansión de los ferrocarriles y los inicios de la aviación
La política
El partido liberal se recuperó hasta convertirse en la principal fuerza de oposición.
Aspecto social
En estos años, se presentaron las primeras propuestas campesinas, indígenas y obreras, en busca de una legislación favorable a sus intereses, contra los privilegios conocimos de terratenientes e industriales
Imperialismo político
EE.UU. practicó esta política a través de la participación directa de agentes de EE.UU., la financiación y la formación de grupos insurgentes dentro de estos países, campañas de propaganda, golpes de estado, y otras actividades por lo general realizadas por la CIA. EE.UU. también ha realizado cambios de régimen mediante la acción militar directa. El historiador Spencer Weart ha afirmado que los EE.UU. han apoyado más golpes de estado contra democracias que contra no-democracias.
Obtenido de: https://prezi.com/lmgx41cizbyo/latinoamerica-expansionismo-y-hegemonia-estados-unidos-1900/
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